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Por fin tenemos un plan de desescalada para las residencias

Parece ser que la queja de los familiares de personas mayores en residencias ha funcionado, aunque no tanto como nos gustaría.

Decíamos que nuestros mayores necesitan tomar el sol y el aire incluso más que el resto de personas, que necesitan volver a pasear ante el riesgo evidente de perder la poca movilidad que algunos, a duras penas, conservan, que necesitan volver a sentir el cariño de sus familias incluso más que otras personas… y por todo esto pedimos un protocolo de medidas para la desescalada con garantías suficientes para familiares y residentes.

Bueno, pues por fin lo tenemos. Un documento de 14 hojas, que dedica las 8 primeras para hacer referencia (y copiar) el “Plan de Transición hacia una Nueva Normalidad” del Ministerio de Sanidad de 28 de abril.

Después de repetir las medidas de prevención, tanto las generales como las del ámbito socio-sanitario, las barreras físicas, restricciones de acceso, etc, etc. empieza desgranar el “Protocolo de Medidas para las Fases de Desescalada de los Servicios de Atención Residencial”.

Lo primero que deja claro es que esta previsión es orientativa y no tiene carácter exhaustivo y que dependerá de la evolución de cada centro y del efectivo levantamiento de las limitaciones establecidas por la autoridad sanitaria competente.

En el apartado 1.- Atención en Centros residenciales dice que se realizara una evaluación personalizada de cada centro residencial…… mediante evaluación continua por parte de los responsables sanitarios y dice, textualmente que “La Comunidad de Madrid va a iniciar, en las próximas semanas, un mapa serológico de los residentes y trabajadores de los centros sociosanitarios”

¿En las próximas semanas? Pero, ¿Qué no han entendido cuando decimos que cada día que pasa, cada hora, cada minuto, los mayores siguen apagándose en un sufrimiento sordo?

Luego empieza a desgranar las medidas a adoptar en cada una de las fases. La FASE I es para que los centros se aprovisionen de EPIS, mamparas para separación de espacios, oxigeno, medicamentos, termómetros y productos desinfectantes. ¿De verdad que es ahora, después de la que les ha caído, cuando se tienen que aprovisionar de este materia básico e imprescindible?

Otro punto de la fase 1. Yo es que me hago cruces. Plan de desinfección semanal de los centros residenciales.  Semanal, ¡perfecto!.. Pero si desde el 8 de marzo, con cientos de personas falleciendo en los centros (hablo solo de Getafe) la UME solamente ha ido una vez a desinfectarlos. Solo una vez se han realizado test a residentes y estamos a la espera de que se realice una segunda prueba a los que dieron positivo.

Otro de los puntos de esta FASE 1 dice Visita semanal de equipos sanitarios de atención primaria a las residencias que se encuentren en su área de atención.

¿Se refiere a nuestros centros de Atención Primaria? ¿A los que tienen cerrados por la tarde y saturados de pruebas PCR sin el apoyo prometido de personas para hacer seguimientos de contactos?

Seguimos con la fase 1. Reactivación del uso de los comedores. Bueno, por fin parece que les empezaran a sacar de sus habitaciones, aunque sea solamente para comer. para esto tienen que adecuar los comedores colectivos para cumplir con la distancia de seguridad de 2 metros, como mínimo.

De verdad que me parece muy bien los cuidados que ponen para mejorar la seguridad de nuestros seres queridos, pero me temo que, por lo que conozco de la residencia y del número de trabajadores, tendrán que empezar los turnos de comida justo después del desayuno, aparte de contratar muchas personas para que les acompañen desde su habitación al comedor manteniendo esos dos metros de distancia.

No es hasta la FASE 2 cuando podremos visitar a nuestros familiares. Después de dos meses y medio, podremos esperar quince días más.

Lo que no queda muy claro en este apartado, como en todo el documento, es como se realizan esas visitas. Y dice textualmente “Restablecimiento de las vistas de familiares semanales (1 por residente) para aquellos que tengan PCR negativo de COVID-19Estas visitas se realizarán con cita previa. y el familiar deberá venir provisto de los equipos de protección que le indique el centro.

En cuanto al protocolo para la FASE 3 se repiten, uno a uno, los mismos puntos de la FASE 2, es decir seguirán teniendo la visita de un solo familiar, un día a la semana, una hora al día. me recuerda la preciosa canción de Serrat “de Cartón Piedra”.

Y entonces, llegaron ellos…
Me sacaron a empujones de mi casa
y me encerraron entre estas cuatro paredes blancas,
donde vienen a verme mis amigos
de mes en mes, de dos en dos y de seis a siete…

Cartón de serrat

Termino repitiendo un párrafo del escrito anterior Perdonar que insista, pero creo que es urgente frenar el sufrimiento al que están sometidos y preparar un plan de desescalada con garantías suficientes para familiares y residentes. ¿Si es posible hacerlo para ir a la playa, no va a ser posible hacerlo para el colectivo que más ha sufrido en esta crisis y al que se nos llena la boca de decir que tanto debemos?

Miguel Ángel Herreros

Es urgente tener un plan de desescalada para residencias

Miguel Ángel Herreros

Seguimos haciendo planes de desescalada para poder hacer deporte, reiniciar la liga de fútbol, ir a los bares, a las playas, etc, etc.

¿Y para las personas mayores que viven en residencias? ¿Acaso no necesitan tomar el sol y el aire incluso más que el resto de personas? ¿No necesitan volver a pasear incluso más que el resto de personas ante el riesgo evidente de perder la poca movilidad que algunos, a duras penas, conservan? ¿No necesitan volver a sentir el cariño de sus familias incluso más que otras personas?

Pues parece que no. Que ellos lo que necesitan es que los “protejamos” aparcándolos, lejos de sus familias, en la cama o el sillón de una habitación. Desamparados del contacto y vigilancia de sus seres queridos y dependientes en exclusiva de los cuidados que les presten el personal de la residencia, que en algunos casos ya hemos visto como son.

Este confinamiento parece que nos ha abierto los ojos ante lo que estaba pasando en muchas residencias y nadie quería ver. Ahora la Fiscalía investiga 160 causas penales en residencias por la crisis del COVID-19 (68 en el área de Madrid, 7 de ellas en el área judicial de Getafe/Leganés).

Y mientras, cada día que pasa, cada hora, cada minuto, los mayores siguen apagándose en un sufrimiento sordo. Como ya no mueren por el virus, ya no son noticia. Luego, cuando trascienda a los medios cuantos han perdido la movilidad o la razón, volveremos a los lamentos.

Perdonar que insista, pero creo que es urgente frenar el sufrimiento al que están sometidos y preparar un plan de desescalada con garantías suficientes para familiares y residentes. ¿Si es posible hacerlo para ir a la playa, no va a ser posible hacerlo para el colectivo que más ha sufrido en esta crisis y al que se nos llena la boca de decir que tanto debemos?

Me temo que no es solo un problema político, también lo es social. De los mayores en residencias nos preocupamos, en general, una parte de los familiares que sufrimos la situación. El resto de la sociedad lo intenta ignorar cómo si no pudiera afectarles a sus mayores o a ellos mismos en un futuro, sin darse cuenta de que, cuando les toque a ellos, si no hacemos algo ahora, será demasiado tarde.

Tenemos claro que, cuando todo esto pase, tendremos que dar un giro al modelo actual de residencias, para que dejen de ser un gran negocio y los gobiernos entiendan que los servicios sociales esenciales deberán ser cien por cien públicos. Que las residencias deberían ser un sitio donde nuestros mayores vivan lo más parecido a sus casas y donde se respete su dignidad como personas, pero mientas que todo esto ocurre, no les dejemos otra vez en la cuneta.

Exijamos entre todos unos planes de desescalada para las residencias de mayores.

Miguel Ángel Herreros

¿Qué residencias tenemos y qué vida queremos para las personas mayores? Conclusiones y vídeos del debate

El pasado 20 de mayo, organizamos un debate sobre la situación que se vive en las residencias a causa de esta pandemia del coronavirus para encontrar soluciones comunes y fortalecer nuestras actuaciones.

No tenemos datos concretos de la tragedia de la COVID-19 y la gestión de las residencias, pero estimamos que deben haber fallecido casi 6.000 personas en residencias de la Comunidad. Solo en Getafe, hace 20 días, habían muerto ya unas 200 personas en las residencias del municipio. Y la fiscalía tiene abierta 160 investigaciones por estas muertes y 93 de ellas son en Madrid.

Estos son solo algunos de los datos que han hecho sonar todas las alarmas, pero que esconde una realidad más compleja que es necesario analizar y tomar las medidas necesarias para que nada parecido vuelva a ocurrir.

En el debate participaron Emilio Delgado, diputado de Más Madrid en la Asamblea de Madrid; Eva Martínez, concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Leganés por Más Madrid Leganemos; Gabriel Ortega, concejal de Más Madrid Ganar Móstoles; y Ana González, asesora del Grupo Municipal Más Madrid Compromiso con Getafe.

Se puede ver el vídeo completo aquí:

A modo de conclusión, esbozamos la necesidad de que se pongan urgentemente en marcha planes de desescalada de las personas mayores que viven en residencias. Para su salud física y mental es necesario que se reanuden las visitas de sus familiares, la vida comunitaria y los tratamientos terapéuticos.

Tambien se hizo patente la necesidad de revisar el sistema de cuidados, implantando modelos de atención centrada en la persona. Para ello es imprescindible reforzar la atención domiciliaria, facilitando que las personas puedan vivir en sus casa con los apoyos necesarios. Una red pública de cuidados que pongan en el centro la vida y no las necesidades de las empresas que gestionan las instituciones.

Igualmente, hubo consenso en la necesidad de desarrollar cuanto antes una Ley de Residencias que eleve la ratio de profesionales que atienden a las personas y mejorar las condiciones laborales de los mismos. También una modificación en la contratación para que las residencias dejen de ser un negocio suculento para las grandes empresas y fondos de inversión.

Por último, acordamos que seguiríamos trabajando en estas cuestiones de manera coordinada para darle un seguimiento a todas las cuestiones planteadas para dar un giro completo a la situación que atraviesan las residencias.

[ESPECIAL] Residencias de mayores en la crisis del coronavirus

ESPECIAL RESIDENCIAS DE MAYORES - ABRIL 2020

Precariedad, abandono y muerte en las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid

El coronavirus COVID-19 ha azotado con especial contundencia en las residencias de mayores.


A finales de marzo, cuando decidimos hacer este especial, más de 1.000 residentes habían muerto en centros de la Comunidad de Madrid, la mitad de todos los fallecidos en la región. Algunos de ellos estaban en residencias públicas y otros muchos tenían una plaza concertada en una residencia privada.


En Más Madrid Compromiso con Getafe llevamos tiempo denunciando la situación de abandono y precariedad que sufren las residencias, muchas de ellas propiedad de grandes grupos de inversión, pero que son responsabilidad de la Comunidad de Madrid, cuyas políticas sociales han sido el caldo de cultivo perfecto para el contagio masivo de nuestros mayores.


Ya el 19 de noviembre llevamos una moción al Pleno del Ayuntamiento de Getafe en la que nos adheríamos al llamamiento de la Marea de Residencias y exigíamos a la Comunidad de Madrid que mejorara la atención y la calidad de vida de los ancianos que viven en estos centros. 


Esta pandemia ha llegado a nuestra comunidad con una situación en las residencias que ya era insostenible y con la población de mayor riesgo absolutamente desprotegida. 


Dadas las consecuencias que está teniendo esta crisis para los mayores que viven en residencias y para sus familias, hemos decidido hacer este especial en el que analizamos la situación a través de una serie de artículos que miran estos centros desde diferentes ópticas.

ARTÍCULOS

El negocio de las residencias

El negocio de las residencias ha despertado el interés de los fondos buitre en los últimos años. El coronavirus ha demostrado que detrás de muchas de estas residencias no hay mas que ambición, precariedad y abandono.

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¿Qué estamos haciendo?

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El negocio de las residencias

Hay aproximadamente 500.000 personas en residencias de mayores. La mayoría son privadas y muchas de ellas son concertadas, es decir, se mantienen con fondos públicos. En ellas, trabajan mayoritariamente mujeres y en condiciones muy precarias. Todo se suple a base de exceso de trabajo de estas personas que cobran salarios miserables.

El negocio de las residencias ha despertado el interés de los fondos buitre en los últimos años. Gente sin escrúpulos que lo único que busca es el beneficio. El coronavirus ha demostrado que detrás de muchas de estas residencias no hay mas que ambición, precariedad y abandono.

“Crónica”, en su edición de 29 de octubre de 2019, titulaba, “Geriátricos españoles: un caramelo para el negocio de los fondos de inversión” y viene a señalar que las grandes compañías financieras se lanzan al mercado para comprar residencias de la tercera edad.

Efectivamente, fondos internacionales como Blackstone y grandes compañías francesas y españolas han irrumpido con fuerza en el mercado nacional para hacerse con residencias de la tercera edad, unas inversiones que consideran «un valor seguro y al alza», según han reconocido a ese medio las tres principales asociaciones españolas de residencias geriátricas.

Según ese medio, los inversores ven un negocio seguro en los centros para la tercera edad, una oportunidad de oro porque se trata de «negocios recurrentes» o de ingresos fijos o periódicos que, además, presentan una baja morosidad (no llega al 1%, cuando la bancaria supera el 10%), y por la existencia de una demanda in crescendo a tenor de las cifras de casi plena ocupación que muestra el sector.

La estimación de la curva vegetativa española es negativa, por lo que cada vez será mayor la proporción de ancianos entre la población. Los fondos de inversión ven negocio seguro y han puesto su foco en Madrid, Barcelona y Valencia, especialmente en geriátricos que dispongan de más de 150 camas.

Empresas como Adavir y Orpea (ambas de capital francés) o la nacional Vitalia también han entrado en la puja por las residencias de la tercera edad. Lo mismo han hecho en Cataluña los grupos SAR y Vallesol. En España hay aproximadamente unas 2.000 residencias de la tercera edad, algunas, como en el caso de Madrid y Barcelona, con más de 400 camas hábiles, y todas ocupadas.

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Las muertes en residencias de Madrid

La situación de los fallecidos en residencias de mayores en Madrid, a fecha de 25 de marzo, según datos del Consejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero, que fue destituido tras dar a conocer los datos, es la siguiente:

  Residencias públicas Residencias privadas y concertadas
Nº Residencias 25 450
Nº Plazas 6.258 45.773
Nº Fallecidos 102 999
Tasa mortalidad 1,6% 2,1%

Más de la mitad de las personas fallecidas por Coronavirus en Madrid lo han hecho en Residencias de Mayores, según Emilio Delgado diputado autonómico de Más Madrid en un artículo de ElDiario.es, de 27 de marzo, “de las 474 residencias de la Comunidad de Madrid, solo 25 están bajo control netamente público. Es decir, de las 51.488 plazas residenciales para mayores en Madrid, apenas 6.400 son públicas, el resto se dividen entre unas 2.200 concertadas, otras de financiación pública por prestación económica vinculada al servicio en residencias privadas y las que son netamente de carácter privado tanto en lo relativo a la gestión como a la financiación, que son unas 30.000”.

La mayor parte de las residencias son privadas. El índice de mortalidad es un 33% más alto en estas. La privatización mata. Como señala Emilio Delgado: “Si de éstas no sale una revisión a fondo del modelo -fuertemente privatizado- de residencias de mayores y personas con diversidad funcional, no nos merecemos el pan que comemos”.

En algunas residencias ha habido abandono flagrante. Uno de los casos más escabrosos es el de la residencia de San Celedonio donde, según los militares que entraron, los residentes fueron abandonados por la orden religiosa que lo gestionaba. Se han encontrado cadáveres en algunas de ellas y varias han sido intervenidas. El decreto de alarma permite a la Comunidad de Madrid hacerse cargo, por medio de la Agencia Madrileña de Atención Social (AMAS) de estas residencias.

La denuncia de Más Madrid

Íñigo Errejon, Pablo Perpinyà y Rita Maestre han publicado un vídeo explicando esta grave situación, aportando propuestas y explicando los paso que se deben dar.

Íñigo Errejón explica que el abandono de los mayores se ha hecho por el modelo low cost que se ha implantado y que se basa en quedarse con los contratos reduciendo ratios, salarios y condiciones alimenticias o de bienestar de las personas residentes. Por encima de la codicia de unos pocos debe estar el derecho a la vida.

Pablo Perpinyà ha anunciado que se ha puesto una denuncia ante la Fiscalía por tres posibles delitos: homicidio imprudente, omisión del deber de socorro y lesiones. Pero destaca que además de las responsabilidades penales hay responsabilidades políticas centradas en la actuación tardía e insuficiente de la Comunidad de Madrid.

Y, por último, Rita Maestre ha denunciado como las empresas privadas, que gestionan el 90% de las residencias, a la primera de cambio, han abandonado a los mayores a su suerte. No se cubren las bajas por enfermedad y esto supone unas condiciones de asistencia e higiene, deplorables.

Asimismo, señala que Más Madrid lleva días pidiendo que el Gobierno de España intervenga las residencias de la Comunidad de Madrid.

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Crisis de las residencias, crisis de la sociedad

La mitad de las personas que han muerto en Madrid, estaban en una residencia de mayores.

Uno de los indicadores para saber el nivel de bienestar de una sociedad es el trato que da a sus mayores: atención sanitaria, ayuda ante la soledad, asistencia en residencias o en domicilio, pensiones…etc.

Los avances, sobre todo en medicina, hacen que vivamos más y que la gente necesite una atención especial al llegar a una edad avanzada. Aunque para algunos esto es un problema -como para la jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI) que señala que la gente vive demasiado-, para la sociedad, que se alargue la esperanza de vida es algo positivo, pero se necesitan medios para que las personas puedan vivir -y morir- dignamente.

Si atendemos a los datos de los países del norte de Europa, el nivel de sujeciones (gente inmovilizada en las residencias, por medios físicos o químicos) es muy bajo en Suecia y muy alto en España. Lógicamente esto corresponde a dos causas:

  1. La ratio de personal de asistencia por residente: Si la ratio es baja no se puede atender con cercanía a las personas mayores y las atan, con la excusa, de cara a sus familiares, de evitar que se caigan.
  2. La utilización de las contenciones como respuesta son propias de modelos metodológicos médico-asistenciales que ya en muchos países han sido superados y sustituidos por otros modelos centrados en los derechos, la calidad de vida y la atención personalizada a los mayores.

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Las residencias y la dignidad en los últimos años de la vida

Dejadas de la mano de grandes empresas de servicios, las residencias de mayores son recursos infradotados en los que importa más el número de plazas ofrecidas que la dignidad de los residentes o de los trabajadores que se encargan de su cuidado.

Hace algo más 10 años, me topé de lleno con la realidad de las residencias de mayores, cuando a mi abuela, por diversos problemas de salud que dificultaban su cuidado en casa, le tuvimos que buscar un recurso residencial, un camino por cierto no exento de dificultades y trabas administrativas.

Ella llevaba años diciendo esa frase tan utilizada por las personas mayores de “a mí cuando no me pueda valer por mí misma, me lleváis a una residencia” como diciendo “no quiero molestar”.

Mi padre, hijo único, tanteó todas las alternativas previas al ingreso en una residencia. Comenzamos con la ayuda a domicilio, hasta que esta se hizo insuficiente.

Después a contratar a personas que se encargaran de su cuidado, estableciendo la prioridad de que pudiera seguir viviendo en su casa, hasta que esto se volvió económicamente insostenible. Finalmente, cuando sus problemas de salud se agravaron, llegó el momento de elegir residencia.

Este es el primer punto en el que me quiero detener, las alternativas.

El momento de elegir residencia

El otro día, se me revolvían las tripas cuando escuchaba a un tertuliano en un programa de radio, culpabilizar a los familiares de no hacerse cargo de sus personas mayores, como se hacía antaño, antes de llevarlos a las residencias.

Estas afirmaciones, además de injustas causan un dolor gratuito a los familiares. Son las típicas afirmaciones neoliberales que ante la imposibilidad de justificar el fracaso de los modelos económicos y de los sistemas de protección social acaban culpando al comportamiento individual de los ciudadanos. Algunos ejemplos:

  • Crisis económica del 2008, «el problema es que las personas han vivido por encima de sus posibilidades».
  • Crisis climática de 2019, “el problema es que las personas consumen carne en exceso, o que no reciclan”.
  • Coronavirus, acordaos cada vez que escuchéis culpabilizar a las familias de que si no hubieran llevado al abuelo a la residencia, seguramente no se habría infectado”.

A nadie se le escapa que el cuidado de las personas mayores en los domicilios hace 50 años recaía sobre las mujeres, que en su gran mayoría no trabajaban. En la actualidad, el modelo económico-social capitalista requiere en la mayoría de los casos a que tanto hombre como mujer se mantengan en el mercado laboral, haciendo difícil prescindir del salario de ninguno de los dos para encargarse de los cuidados.

Pero volvamos al asunto que nos ocupa, las alternativas a los modelos residenciales.

Alternativas al modelo residencial

En España son escasas y corren a cuenta del ingenio y las posibilidades económicas de cada uno. En otros países existen múltiples modelos financiados por la administración, que parten de diferentes premisas que para no explicarlas de manera técnica, se podrían resumir en:

  • Nadie quiere abandonar su casa, su barrio, a sus vecinos de toda la vida para ir a vivir a  una institución.
  • La atención  a los mayores tiene que ser personalizada. Cuanto más control mantienen los mayores (con el apoyo de sus familias si es necesario) sobre sus vidas y cuantas menos sean las personas que viven en la vivienda, mejor van a vivir.
  • El ingreso de un mayor en un centro supone perdida de libertad, intimidad e innegablemente calidad de vida, por las características propias del modelo residencial.

Aún existen residencias con habitaciones compartidas, esto genera conflictividad entre los residentes; los horarios son, además de estándar para todos los usuarios, inusuales. Todos tienen que levantarse a las 8, comer a las 13.30, cenar a las 20 horas y acostarse poco después. Estos se ajustan a las necesidades y recursos de la institución y no a los deseos y ritmos de vida de los residentes.

Es necesario repensar los centros, se debe ir a las cero sujeciones y que todo centro que quiera concertar plazas o unirse al cheque servicio esté certificado cómo Centro Libre de Sujeciones.

Las alternativas son múltiples:

Pisos tutelados, pisos compartidos, comunidades de cohousing, y así podríamos seguir con una larga lista.

En muchos países de Europa se están creando residencias arquitectónicamente semejantes a pequeños pueblos, aldeas con sus diferentes servicios, con indudables los beneficios de estos modelos, sobre todo para personas con deterioro cognitivo, se evita el nerviosismo y la idea de encierro que tienen las unidades de Alzheimer de los Centros Geriátricos.

Además, estas alternativas están demostrado que resultan incluso más baratas para la administración, porque en una gran parte de ellas, el lugar físico donde los mayores residen, ya existe, es su casa, en muchos casos de su propiedad.

Aquí, a veces se da el caso de que 80 personas mayores con 80 domicilios en propiedad, acaban viviendo en una residencia para 80 personas cuyos costes, solo de construcción pueden rondar los 6 millones de euros.

Cuando la única alternativa es una residencia

Sigamos con el caso de mi abuela, de la no existencia de alternativas, llegó el momento de buscar una residencia. Tras un periplo por varias, según se iban produciendo bajas en las residencias más cercanas a donde mis padres viven, vivió los últimos 10 años de su vida en una residencia del barrio del Sector III de Getafe.

Una de esas residencias privadas, con gran parte de sus plazas concertadas con la comunidad de Madrid. Cabe recordar que de las 474 residencias de la Comunidad de Madrid, solo 25 de ellas está bajo el control netamente público, y que a diferencia de otros sectores como el de la discapacidad en el que la mayor parte de las residencias privadas o concertadas están gestionadas por asociaciones y fundaciones de movimientos asociativos, sin ánimo de lucro, en el caso de las residencias de mayores estas están gestionadas por empresas privadas que como tal se organizan para la obtención de beneficios económicos.

Tanto en la residencia de mi abuela como en gran parte de residencias de mayores, la escasez de recursos materiales y humanos, me lleva a que pueda clasificar a sus residentes, su calidad de vida y su dignidad como seres humanos, en tres tipos:

  • Los “no asistidos”- Aquellos que en parte pueden valerse por sí mismos, que se desplazan autónomamente por la residencia, que pueden quejarse cuando no son bien atendidos y que, por tanto, requieren de menos recursos.

Además, curiosamente, como estos requieren de menos personal para salir a hacer actividades fuera (actividades modestas, por cierto), son los únicos que disfrutan de ellas.

  • Los “asistidos” pero que cuentan con un familiar que les visita a diario y supervisa la atención que reciben.

Este era el caso de mi abuela en sus últimos años, mi padre suplía gran parte de las necesidades de atención que mi abuela requería, y se encargaba como el que dice, de echarle la bronca a la dirección cuando mi abuela no era bien atendida.

  • Los “asistidos” y que no cuentan con familiares que les acompañan habitualmente. Un católico podría utilizar la expresión “que Dios les ampare”. La atención que reciben y quiero insistir aquí, por la escasez de recursos y no por la calidez de la atención de los pocos y mal pagados trabajadores, no es digna para un ser humano.

Las atrocidades de la precarización

Mis visitas a la residencia no eran con toda la frecuencia que me hubiera gustado, a veces por falta de tiempo, pero muchas otras porque salía de allí salía revuelto de emociones.

Supongo que también hay un punto de deformación profesional que me lleva a fijarme en detalles que para otros pasarán desapercibidos, no lo sé.

Pero nunca olvidaré esas escenas en las alas de asistidos de 20 ancianos mirando a un televisor sin volumen, muchos de ellos colocados en una posición cuyo ángulo no les permitía la visión del aparato.

Tampoco, cuando llegaba a las 7 de la tarde y me encontraba a mi abuela llorando porque quería que la llevaran al baño a hacer sus necesidades. Me iba en busca de los cuidadores que me justificaban que la habían sentado en el baño después de comer (a las 14 horas) y que no había hecho nada, y que como tenían muchos ancianos que atender, hasta después de cenar no la podían volver a llevar.

Os podría contar tantas de estas como para escribir un libro, pero no lo voy a hacer. Lo resumiré con la expresión que utilizaba cuando salía de ver a mi abuela y llegaba a casa y le decía a mi pareja “vengo del patíbulo”.

Cuento estas sensaciones para dar pie al tema de la escasez de recursos, quizá el más importante, y que se fundamenta en que las instituciones de la Comunidad de Madrid, y entiendo que también en otros lugares, siguen la máxima de que lo importante es decir que tenemos miles de plazas y no que la calidad de vida de los mayores en estas es excelente.

Condiciones laborales lamentables

Solo hay que buscar en google noticias sobre las residencias de mayores en la comunidad de Madrid de los años 2018 y 2019 para hacerse una idea. Múltiples denuncias por escasez de recursos materiales, limitación de pañales, guantes, gasas y productos de higiene básicos.

Ratios de profesionales (número de profesionales por residentes) que no se ajustan a las necesidades de atención de estos, bajas de profesionales que no se sustituyen lo que agrava más aún la situación.

Condiciones laborales de los trabajadores leoninas. La mayor parte de los trabajadores de las residencias de mayores son cuidadoras, cuyo salario roza el salario mínimo, trabajan a turnos, etc. Cuando además por el tipo de trabajo que realizan requieren un esfuerzo físico considerable.

No quiero detenerme en las múltiples denuncias de malos tratos en los últimos años, porque seguramente no son situaciones generalizadas, pero pusieron sobre todo en el objetivo la escasa supervisión y control de las residencias por parte de los organismos competentes de la Comunidad de Madrid.

Las inspecciones brillan por su ausencia y en ocasiones estaban programadas, o la visita se filtraba con anterioridad para que los recursos pudieran estar engalanados para la ocasión.

Fabricando la tragedia

El momento culmen de todo esto llegó a la Asamblea de Madrid con la proposición de Podemos para tramitar una ley de residencias de mayores (recomiendo leer las noticias enlazadas).

 Durante casi un año se estuvo debatiendo la ley de residencias en la Asamblea de Madrid, pero al final no salió adelante, porque no hubo acuerdo en el punto principal que motivaba la presentación de esta, que era la de aumentar las ratios del personal.

De manera muy resumida, entre la propuesta de aumentar ratios de Podemos y la de dejarlas como están, y por tanto no aumentar el gasto en personal del PP, la posición ambivalente sobre todo de Ciudadanos y en el último momento del PSOE, acabo bloqueándola.

Por tanto, SÍ, la atención a las personas mayores es en gran parte una cuestión política. Así que, SÍ, cuando en estos días escuchen a los partidos políticos hablar de las personas mayores y de las residencias, recuérdenles porque no llegaron a un acuerdo para mejorar las condiciones de vida y los recursos humanos y materiales en las residencias de la Comunidad de Madrid hace tan solo un año.

Con los datos que conocíamos a fecha de 27 de Marzo“…. la tasa de mortalidad es un 33% superior en las residencias concertadas y privadas que en aquellas que son íntegramente públicas y que gestiona la Agencia Madrileña de Atención Social…”.

Por tanto, SÍ, el modelo de gestión y los recursos disponibles en las residencias de mayores, han incidido directamente en el impacto que el coronavirus ha tenido sobre estas.

Esperemos que cuando superemos esta tragedia, mejoremos las condiciones para que tanto lo ordinario como lo extraordinario no vuelva a ocurrir.

 Chema Jiménez

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Terminar con la discriminación laboral para avanzar en la igualdad de género real. Día de la Mujer, 8 de marzo 2020.

El pasado miércoles 4 de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, Más Madrid Compromiso con Getafe organizó una charla sobre la mujer y la lucha contra la precariedad laboral.


En la jornada intervinieron Alicia Gómez, abogada laboralista y, actualmente, diputada en la Asamblea de Madrid por Más Madrid; Angelina Martín, de la Asociación de Camareras de Piso de Canarias (conocidas como Kellys); Constanza Cisneros, de Territorio Doméstico y del Observatorio Jeanneth Beltran, Derechos en Empleo de Hogar y Cuidados; y Concha Real, representante de las trabajadoras municipales del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) que mostraron que acabar con la discriminación laboral y salarial es imprescindible para alcanzar la igualdad de género real, sobre todo en aquellos sectores profesionales más feminizados.

La división sexual del trabajo es, todavía hoy, una realidad, y hace que las profesiones relacionadas con los cuidados sean ejercidas mayoritariamente por mujeres, en sectores donde reina la temporalidad, la precariedad, la incertidumbre, los bajos salarios, y las jornadas parciales no deseadas, como refleja el Manifiesto de la Comisión 8M Madrid. Esto se agrava dramáticamente si además se trata de mujeres migrantes en situación administrativa irregular, debido a una vigente Ley de Extranjería injusta y criminalizadora.

La institucionalización de las tareas de cuidados, como puede ser a través de la prestación municipal de estos servicios, no se ha acompañado de una completa dignificación de las condiciones laborales y sindicales de sus trabajadoras. Estos servicios se encuentran normalmente externalizados y se prestan por medio de la gestión indirecta a través de empresas contratistas de la administración pública.

En Getafe, la realidad que vive el Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) no es distinta. Pese a ser un servicio que cuenta con un alto grado de satisfacción por parte de los beneficiarios y beneficiarias, sus trabajadoras sufren jornadas laborales parciales e irregulares debido a las horas complementarias, y del alto estrés por las tareas que desarrollan y que no les corresponde, como son las limpiezas de choque.

El centro de trabajo de las trabajadoras coincide con el hogar de las personas beneficiarias, cuyo acceso se niega a las delegadas de Prevención de Riesgos Laborales con motivo de la legislación en materia de protección de datos. Debido a esto, las trabajadoras están expuestas en ocasiones a riesgos laborales que no deberían asumir, y cuyo riesgo también puede afectar al resto de personas usuarias del servicio.

Este servicio es competencia municipal y, aunque actualmente se encuentra externalizado, desde Más Madrid Compromiso con Getafe reclaman que se preste con unas condiciones laborales dignas, justas y seguras para las trabajadoras de las empresas contratistas. Las condiciones laborales de este sector podrían dignificarse considerablemente a través de la adscripción de los convenios sectoriales de referencia y del establecimiento de cláusulas sociales y estratégicas en los pliegos de contratación, que la actual Ley de Contratos del Sector Público invita a considerar.

No obstante, la Organización apunta que el camino a seguir para mejorar la calidad de la prestación del servicio y las condiciones laborales de sus trabajadoras (elementos interconectados) debería ser la remunicipalización y la gestión directa del Servicio de Ayuda a Domicilio que es un servicio esencial de competencia municipal.

Asistentes del acto en el Centro de la Mujer e Igualdad de Getafe.

Los cuidados en las personas mayores

Por Andrés Aganzo, publicado en Getafe Capital, 30/10/2019

Con la ampliación de la esperanza de vida se han intensificado el uso de palabras como envejecimiento activo, calidad de vida, salud, cuidados formales e informales, modelos de vivienda, dependencia o Alzheimer… La pirámide de población en España y, en Getafe en concreto, continúa su proceso de envejecimiento, medido por el au­mento de la proporción de personas mayores, las que tienen 65 ó más años. Según las estadisticas municipales, las personas mayores en Getafe son 34.397 que representan el 18% de la población total, de ellas más de 7.300 personas tienen más de 80 años de los 190.767 habitantes censados. 

Ya en los inicios de los años noventa, las  Naciones Unidas (ONU) promulgó una serie de principios para el impulso de políticas y programas de fomento de la participación, poniendo especial atención en los movimientos sociales o asociaciones,  y en especial en el desarrollo de su autonomia y dignidad. En esta dirección, se inscribe el ENVEJECIMIENTO ACTIVO. Son todas aquellas personas  mayores que participan en los centros civicos, jornadas culturales, museos, tiempos dedicados a la lectura, la música o el disfrute de los viajes del IMSERSO. 

Pero la edad, al mismo tiempo, ha  modificado EL PATRON EPIDEMIOLOGICO caracterizado por un aumento de las enfermedades crónicas y degenerativas como el cáncer, las enfermedades del aparato  circulatorio, respiratorio y neurológicas, entre otras. De manera genérica, el concepto de personas mayores dependientes se refiere a aquellas que presentan limitaciones para realizar una o varias actividades básicas  como vestirse, lavarse, cocinar o hacer la compra. En esta realidad se inscribe el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD) que nos viene a decir que en torno al 3% de la población necesita apoyos de mayor o menor intensidad para desarrollar dichas  actividades. Estas situaciones de fragilidad, son asumidas de maneras diferentes según la condición economica de los hogares. 

LOS CUIDADOS QUE NO SE COMPRAN EN EL MERCADO: LAS MUJERES INVISIBLES

Un primer grupo  lo constituyen aquellos  hogares  con necesidades  de cuidados que no lo pueden comprar en el mercado y  tienen que recurrir a algún familiar cercano.  Es un  inmenso colectivo de  la clase social media y baja, que cuidan de otros, CASI SIEMPRE MUJERES, que no perciben salario alguno. Su única compensación es la autoestima y saber que se está haciendo una aportación muy importante de  cariño y ternura a los seres queridos. Son las que se denominan cuidadoras informales, mujeres de mediana edad, jubiladas, casadas y con hijos. Pero también se advierte que el cuidar a un familiar enfermo comporta, en general, altos niveles de distorsión. Para algunas mujeres representa una doble jornada, desplazamientos y conflictos emocionales. Son las mujeres invisibles en el hogar que contribuyen al bienestar del país, pero que no se contabiliza como Producto Interior Bruto (PIB). Y menos aún, se conoce el sufrimiento en el acompañamiento de las personas con enfermedades crónicas.

LAS EMPLEADAS DE HOGAR Y SUS CONDICIONES DE TRABAJO PRECARIO

Un segundo grupo lo configura el  trabajo  remunerado de las Empleadas de Hogar. Esta formado básicamente por mujeres, mayoritariamente inmigrantes, aproximadamente  unas 400.000 registradas en el  Régimen Especial del Hogar. En Getafe en septiembre de 2019, había registradas 841 personas, en la práctica doblan en número.  En su actividad cotidiana se las exige, además de las tareas del hogar (cocina, plancha, limpieza..), un cuidado exquisito de las  personas dependientes. Sin embargo, este colectivo no goza de los mismos derechos que tienen el conjunto de la clase obrera contemplados en el Estatuto de los Trabajadores. España tiene por delante todavía la ratificación del Convenio 189 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo). Entre otros, no registra la prestación por desempleo. Es el sector más precarizado de la sociedad, pero que sin embargo, se las exige exquisitez en el cuidado.

EL AMPLIO MUNDO DE LAS CUIDADORAS FORMALES. LAS INSTITUCIONES DE CUIDADOS.

Un tercer grupo, quizás el más numeroso, está constituido  por los cuidadores y cuidadoras formales que desarrollan su labor  en hospitales, residencias geriátricas, centros de día,… Subrayan  tres términos que valoran como cruciales en el acto de cuidar: a) crear un entorno amical; b) hacer sentir como en familia; c) y mantener un buen nivel profesional. Para este colectivo el cuidado de las personas mayores les es gratificante, y experimentan satisfacción con la vida en general. Aunque representan una alta presión en la prestación de servicios por falta de personal. Dentro de este colectivo denominado formal se encuentran las Trabajadoras de Ayuda a Domicilio (TAD) que generalmente lo llevan Empresas Externas. Y de  nuevo nos encontramos con la precariedad de las condiciones de trabajo: ritmos acelerados, sobrecarga de tareas asignadas, contratos temporales… Hay una necesidad expresa  de seguimiento con las empresas licitadoras donde el Ayuntamiento debe velar para un Trabajo Decente y/o en su defecto remunicipalizar los servicos de cuidados.

UNA RESPONSABILIDAD  ESTADO …Y TAMBIÉN MUNICIPAL

La dimensión del cuidado en todas sus facetas formales e informales requiere una responsabilidad de Estado. El aumento en la inversión en la economía para avanzar en la promoción de servicios, recuperar y recompensar economicamente el cuidado no remunerado de las mujeres, potenciar la conciliación laboralasí como la creación de plazas de residencias para personas que se encuentran en listas de espera. Pero tambien hay que descender al espacio local. Se suele decir que un municipio registra su categoría humana por la forma y calidad que cuida a sus habitantes. Ello requiere el fomento de campañas de sensibilización, la redistribución de tareas entre los sexos,  pero sobre todo la promoción de viviendas asequibles y adaptadas, la creación de Viviendas Colaborativas donde grupos de personas mayores -conservando su intimidad, e identidad- se agrupan para compartir  y disfrutar espacios comunes de ocio y disfrute.  Una gran carencia en nuestro municpio. 

PERO LA ÉTICA DEL CUIDADO VA MUCHO MÁS ALLÁ DE LA TAREA DE LOS CUIDADOS. 

Atraviesa toda nuestra existencia. Como se viene manifestando por diversos autores e instituciones… El cuidado es una nueva manera de ver, escuchar, acariciar, oler, gustar, sentir, pensar, conocer, prestar atención… La sociedad actual tenemos  el reto de promover la sensibilidad, hacia  las necesidades del cuidado de los mayores. El despliegue de todos los sentidos que forman parte constitutiva de nuestra condición humana. Necesitamos la palabra para acercarnos al «otro» y reivindicar derechos humanos hoy confinados por el mercantilismo. No puede ser que las pensiones la traten de gestionar los bancos,  el modelo de viviendas colaborativas las promotoras inmobiliarias del IBEX 35 y la sanidad se privatice con criterios especulativos. Estamos necesitados de redes de apoyo, de creación de entornos saludables donde la cooperación y colaboración  intergeneracional sean señas de identidad. Donde los mayores se sientan seguros en su espacio local.  

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