Llevamos de nuevo al Pleno el conflicto con los trabajadores y trabajadoras despedidos injustamente de la empresa municipal Lyma, tras casi tres años de juicios perdidos por el gobierno municipal.
En la última sentencia del Tribunal Supremo se confirma el despido improcedente de una de las trabajadoras despedidas de Lyma. Ha vuelto a la actualidad el conflicto que comenzó en enero de 2017. La dirección de la empresa municipal de limpieza y mantenimiento, Lyma, despedía a una veintena de trabajadores y trabajadoras, acusándolos de haber justificado sus gastos sociales con facturas incorrectas.
El proceso ha estado plagado de irregularidades. La empresa Lyma ha sido condenada por no respetar los derechos sindicales. Además, por despido improcedente y por incumplimiento de convenio, según se ha sabido al hacerse públicas alguna de las resoluciones judiciales.
La persecución y acoso a estos trabajadores y trabajadoras —sin importar que algunas fueran víctimas de violencia de género o en riesgo de exclusión— ha sido constante. Se las ha denunciado por lo penal. Han vuelto a despedir a algunas de las readmitidas por sentencia judicial. Se han firmado acuerdos de confidencialidad, a algunas con las que han llegado a acuerdos económicos, para silenciarlas.
Nosotros nos hemos situado siempre del lado de las trabajadoras, llegando a incluir en su candidatura a una de ellas. En numerosas ocasiones ha pedido al gobierno municipal que se sentara a negociar una salida con el Comité de Empresa de Lyma. La readmisión de las trabajadoras despedidas ha formado parte de todas las negociaciones del propio grupo municipal con el gobierno.
Asimismo, se ha solicitado información sobre el coste económico que ha tenido el proceso. La transparencia con respecto a los procesos judiciales y a los acuerdos extrajudiciales que Lyma ha llegado con algunos de los trabajadores despedidos.
Exijimos en el Pleno de la ciudad la readmisión de las trabajadoras. La rendición de cuentas —económicas y políticas— y procesos de admisión justos en la empresa municipal.
«Tras casi 25 años de existencia nos encontramos con una empresa que se ha convertido en un espacio para el clientelismo y la colocación a dedo. Las distintas administraciones que han dirigido la empresa municipal de limpieza, de distintos colores políticos, han colocado a sus amigos en los puestos de dirección y han generado una estructura que ha sido un coladero de nuevos cargos de confianza»
