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Las residencias y la dignidad en los últimos años de la vida

Dejadas de la mano de grandes empresas de servicios, las residencias de mayores son recursos infradotados en los que importa más el número de plazas ofrecidas que la dignidad de los residentes o de los trabajadores que se encargan de su cuidado.

Hace algo más 10 años, me topé de lleno con la realidad de las residencias de mayores, cuando a mi abuela, por diversos problemas de salud que dificultaban su cuidado en casa, le tuvimos que buscar un recurso residencial, un camino por cierto no exento de dificultades y trabas administrativas.

Ella llevaba años diciendo esa frase tan utilizada por las personas mayores de “a mí cuando no me pueda valer por mí misma, me lleváis a una residencia” como diciendo “no quiero molestar”.

Mi padre, hijo único, tanteó todas las alternativas previas al ingreso en una residencia. Comenzamos con la ayuda a domicilio, hasta que esta se hizo insuficiente.

Después a contratar a personas que se encargaran de su cuidado, estableciendo la prioridad de que pudiera seguir viviendo en su casa, hasta que esto se volvió económicamente insostenible. Finalmente, cuando sus problemas de salud se agravaron, llegó el momento de elegir residencia.

Este es el primer punto en el que me quiero detener, las alternativas.

El momento de elegir residencia

El otro día, se me revolvían las tripas cuando escuchaba a un tertuliano en un programa de radio, culpabilizar a los familiares de no hacerse cargo de sus personas mayores, como se hacía antaño, antes de llevarlos a las residencias.

Estas afirmaciones, además de injustas causan un dolor gratuito a los familiares. Son las típicas afirmaciones neoliberales que ante la imposibilidad de justificar el fracaso de los modelos económicos y de los sistemas de protección social acaban culpando al comportamiento individual de los ciudadanos. Algunos ejemplos:

  • Crisis económica del 2008, «el problema es que las personas han vivido por encima de sus posibilidades».
  • Crisis climática de 2019, “el problema es que las personas consumen carne en exceso, o que no reciclan”.
  • Coronavirus, acordaos cada vez que escuchéis culpabilizar a las familias de que si no hubieran llevado al abuelo a la residencia, seguramente no se habría infectado”.

A nadie se le escapa que el cuidado de las personas mayores en los domicilios hace 50 años recaía sobre las mujeres, que en su gran mayoría no trabajaban. En la actualidad, el modelo económico-social capitalista requiere en la mayoría de los casos a que tanto hombre como mujer se mantengan en el mercado laboral, haciendo difícil prescindir del salario de ninguno de los dos para encargarse de los cuidados.

Pero volvamos al asunto que nos ocupa, las alternativas a los modelos residenciales.

Alternativas al modelo residencial

En España son escasas y corren a cuenta del ingenio y las posibilidades económicas de cada uno. En otros países existen múltiples modelos financiados por la administración, que parten de diferentes premisas que para no explicarlas de manera técnica, se podrían resumir en:

  • Nadie quiere abandonar su casa, su barrio, a sus vecinos de toda la vida para ir a vivir a  una institución.
  • La atención  a los mayores tiene que ser personalizada. Cuanto más control mantienen los mayores (con el apoyo de sus familias si es necesario) sobre sus vidas y cuantas menos sean las personas que viven en la vivienda, mejor van a vivir.
  • El ingreso de un mayor en un centro supone perdida de libertad, intimidad e innegablemente calidad de vida, por las características propias del modelo residencial.

Aún existen residencias con habitaciones compartidas, esto genera conflictividad entre los residentes; los horarios son, además de estándar para todos los usuarios, inusuales. Todos tienen que levantarse a las 8, comer a las 13.30, cenar a las 20 horas y acostarse poco después. Estos se ajustan a las necesidades y recursos de la institución y no a los deseos y ritmos de vida de los residentes.

Es necesario repensar los centros, se debe ir a las cero sujeciones y que todo centro que quiera concertar plazas o unirse al cheque servicio esté certificado cómo Centro Libre de Sujeciones.

Las alternativas son múltiples:

Pisos tutelados, pisos compartidos, comunidades de cohousing, y así podríamos seguir con una larga lista.

En muchos países de Europa se están creando residencias arquitectónicamente semejantes a pequeños pueblos, aldeas con sus diferentes servicios, con indudables los beneficios de estos modelos, sobre todo para personas con deterioro cognitivo, se evita el nerviosismo y la idea de encierro que tienen las unidades de Alzheimer de los Centros Geriátricos.

Además, estas alternativas están demostrado que resultan incluso más baratas para la administración, porque en una gran parte de ellas, el lugar físico donde los mayores residen, ya existe, es su casa, en muchos casos de su propiedad.

Aquí, a veces se da el caso de que 80 personas mayores con 80 domicilios en propiedad, acaban viviendo en una residencia para 80 personas cuyos costes, solo de construcción pueden rondar los 6 millones de euros.

Cuando la única alternativa es una residencia

Sigamos con el caso de mi abuela, de la no existencia de alternativas, llegó el momento de buscar una residencia. Tras un periplo por varias, según se iban produciendo bajas en las residencias más cercanas a donde mis padres viven, vivió los últimos 10 años de su vida en una residencia del barrio del Sector III de Getafe.

Una de esas residencias privadas, con gran parte de sus plazas concertadas con la comunidad de Madrid. Cabe recordar que de las 474 residencias de la Comunidad de Madrid, solo 25 de ellas está bajo el control netamente público, y que a diferencia de otros sectores como el de la discapacidad en el que la mayor parte de las residencias privadas o concertadas están gestionadas por asociaciones y fundaciones de movimientos asociativos, sin ánimo de lucro, en el caso de las residencias de mayores estas están gestionadas por empresas privadas que como tal se organizan para la obtención de beneficios económicos.

Tanto en la residencia de mi abuela como en gran parte de residencias de mayores, la escasez de recursos materiales y humanos, me lleva a que pueda clasificar a sus residentes, su calidad de vida y su dignidad como seres humanos, en tres tipos:

  • Los “no asistidos”- Aquellos que en parte pueden valerse por sí mismos, que se desplazan autónomamente por la residencia, que pueden quejarse cuando no son bien atendidos y que, por tanto, requieren de menos recursos.

Además, curiosamente, como estos requieren de menos personal para salir a hacer actividades fuera (actividades modestas, por cierto), son los únicos que disfrutan de ellas.

  • Los “asistidos” pero que cuentan con un familiar que les visita a diario y supervisa la atención que reciben.

Este era el caso de mi abuela en sus últimos años, mi padre suplía gran parte de las necesidades de atención que mi abuela requería, y se encargaba como el que dice, de echarle la bronca a la dirección cuando mi abuela no era bien atendida.

  • Los “asistidos” y que no cuentan con familiares que les acompañan habitualmente. Un católico podría utilizar la expresión “que Dios les ampare”. La atención que reciben y quiero insistir aquí, por la escasez de recursos y no por la calidez de la atención de los pocos y mal pagados trabajadores, no es digna para un ser humano.

Las atrocidades de la precarización

Mis visitas a la residencia no eran con toda la frecuencia que me hubiera gustado, a veces por falta de tiempo, pero muchas otras porque salía de allí salía revuelto de emociones.

Supongo que también hay un punto de deformación profesional que me lleva a fijarme en detalles que para otros pasarán desapercibidos, no lo sé.

Pero nunca olvidaré esas escenas en las alas de asistidos de 20 ancianos mirando a un televisor sin volumen, muchos de ellos colocados en una posición cuyo ángulo no les permitía la visión del aparato.

Tampoco, cuando llegaba a las 7 de la tarde y me encontraba a mi abuela llorando porque quería que la llevaran al baño a hacer sus necesidades. Me iba en busca de los cuidadores que me justificaban que la habían sentado en el baño después de comer (a las 14 horas) y que no había hecho nada, y que como tenían muchos ancianos que atender, hasta después de cenar no la podían volver a llevar.

Os podría contar tantas de estas como para escribir un libro, pero no lo voy a hacer. Lo resumiré con la expresión que utilizaba cuando salía de ver a mi abuela y llegaba a casa y le decía a mi pareja “vengo del patíbulo”.

Cuento estas sensaciones para dar pie al tema de la escasez de recursos, quizá el más importante, y que se fundamenta en que las instituciones de la Comunidad de Madrid, y entiendo que también en otros lugares, siguen la máxima de que lo importante es decir que tenemos miles de plazas y no que la calidad de vida de los mayores en estas es excelente.

Condiciones laborales lamentables

Solo hay que buscar en google noticias sobre las residencias de mayores en la comunidad de Madrid de los años 2018 y 2019 para hacerse una idea. Múltiples denuncias por escasez de recursos materiales, limitación de pañales, guantes, gasas y productos de higiene básicos.

Ratios de profesionales (número de profesionales por residentes) que no se ajustan a las necesidades de atención de estos, bajas de profesionales que no se sustituyen lo que agrava más aún la situación.

Condiciones laborales de los trabajadores leoninas. La mayor parte de los trabajadores de las residencias de mayores son cuidadoras, cuyo salario roza el salario mínimo, trabajan a turnos, etc. Cuando además por el tipo de trabajo que realizan requieren un esfuerzo físico considerable.

No quiero detenerme en las múltiples denuncias de malos tratos en los últimos años, porque seguramente no son situaciones generalizadas, pero pusieron sobre todo en el objetivo la escasa supervisión y control de las residencias por parte de los organismos competentes de la Comunidad de Madrid.

Las inspecciones brillan por su ausencia y en ocasiones estaban programadas, o la visita se filtraba con anterioridad para que los recursos pudieran estar engalanados para la ocasión.

Fabricando la tragedia

El momento culmen de todo esto llegó a la Asamblea de Madrid con la proposición de Podemos para tramitar una ley de residencias de mayores (recomiendo leer las noticias enlazadas).

 Durante casi un año se estuvo debatiendo la ley de residencias en la Asamblea de Madrid, pero al final no salió adelante, porque no hubo acuerdo en el punto principal que motivaba la presentación de esta, que era la de aumentar las ratios del personal.

De manera muy resumida, entre la propuesta de aumentar ratios de Podemos y la de dejarlas como están, y por tanto no aumentar el gasto en personal del PP, la posición ambivalente sobre todo de Ciudadanos y en el último momento del PSOE, acabo bloqueándola.

Por tanto, SÍ, la atención a las personas mayores es en gran parte una cuestión política. Así que, SÍ, cuando en estos días escuchen a los partidos políticos hablar de las personas mayores y de las residencias, recuérdenles porque no llegaron a un acuerdo para mejorar las condiciones de vida y los recursos humanos y materiales en las residencias de la Comunidad de Madrid hace tan solo un año.

Con los datos que conocíamos a fecha de 27 de Marzo“…. la tasa de mortalidad es un 33% superior en las residencias concertadas y privadas que en aquellas que son íntegramente públicas y que gestiona la Agencia Madrileña de Atención Social…”.

Por tanto, SÍ, el modelo de gestión y los recursos disponibles en las residencias de mayores, han incidido directamente en el impacto que el coronavirus ha tenido sobre estas.

Esperemos que cuando superemos esta tragedia, mejoremos las condiciones para que tanto lo ordinario como lo extraordinario no vuelva a ocurrir.

 Chema Jiménez

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A causa de la «crisis del coronavirus», el Ministerio de Trabajo está perfilando un subsidio por desempleo extraordinario para las trabajadoras de hogar. El sector de las trabajadoras de hogar y cuidados es hoy uno de los únicos colectivos sin derecho, hasta el momento, de cobrar el paro, pese a la determinación pública del Gobierno de ratificar el Convenio 189 de la OIT.

En líneas generales, esta ayuda extraordinaria será equivalente al 70% de la base de cotización y tendrá una duración de un mes.

Esta nueva ayuda extraordinaria ha sido considerada claramente insuficiente por las trabajadoras de hogar y cuidados.
Numerosas organizaciones de este sector han publicado este comunicado, al que desde Más Madrid Compromiso con Getafe nos adherimos.


Esta noticia, que las trabajadoras de hogar y cuidados puedan, por primera vez, disfrutar de algún tipo de subsidio, ha sido fruto de la unión de diferentes organizaciones del sector, en la que trasladaban sus reivindicaciones al Gobierno y a todos los representantes políticos, a través de esta carta.

A todas y todos los representantes políticos:

Las trabajadoras de hogar y cuidados nos dirigimos a ustedes, conscientes de la excepcionalidad de los momentos que vivimos y de la responsabilidad que todas las personas debemos ejercer para cuidar el bienestar del conjunto, y precisamente por ello nos vemos obligadas a demandar una vez más la protección de derechos para nuestro colectivo, que se ha visto excluido de las medidas urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto económico y social del COVID-19, aprobadas el  17 de marzo.

Los derechos no reconocidos en el sector del Empleo de hogar hasta el momento, como la prestación por desempleo, la menor protección frente al despido con el desistimiento o la no inclusión en la Ley de prevención de riesgos laborales, se convierten, en estas circunstancias, en decisiones criminales.

No podemos entender que los sectores más vulnerables sean los que se encuentren hoy más expuestos a la precariedad, a la exclusión y al contagio y ni siquiera se nos considere en las medidas extraordinarias de protección. ¿Cómo es posible que en estas circunstancias hayan decidido mantener la discriminación histórica hacia nuestro colectivo?

Llevamos años denunciando que la no equiparación de derechos vulnera la legislación española y comunitaria en materia de igualdad de trato y no discriminación. No se puede anunciar la determinación para la ratificación del Convenio 189 y, en los momentos más críticos, excluirnos de las medidas protectoras, reincidiendo en la vulneración de derechos fundamentales.

Si es cierto el compromiso del Gobierno para «no dejar a nadie atrás», resulta imprescindible garantizar mayor protección en derechos y en salud para quienes nos estamos haciendo cargo de los cuidados, y que seremos claves para superar esta crisis. Exigimos que de manera urgente se activen las medidas necesarias para acabar con la discriminación y exclusión injustificable del colectivo de trabajadoras de hogar.

Incluimos nuestras demandas en la carta que adjuntamos.

Más Madrid Compromiso con Getafe pide un plan municipal de emergencia frente a la crisis del coronavirus

El grupo municipal Más Madrid Compromiso con Getafe llama a la colaboración y alianza de toda la comunidad de Getafe para atajar las consecuencias de la pandemia del COVID-19.

Más Madrid Compromiso con Getafe presenta un paquete de propuestas sanitarias, económicas y sociales al gobierno municipal, en la reunión telemática entre alcaldía y los grupos políticos de la Corporación celebrada en el día de hoy.

El grupo municipal, que el pasado lunes solicitó esta reunión a la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, para que las medidas para hacer frente a la crisis del Coronavirus fueran consensuadas con los distintos grupos municipales, celebra la premura en la convocatoria.

Entre las medidas, presentadas en el documento “Un plan de unidad contra el COVID-19”, Más Madrid Compromiso con Getafe pide al Gobierno municipal que inste a las industrias y polígonos industriales de Getafe a cesar su actividad no esencial. Asimismo, a que las empresas contratistas del Ayuntamiento paralicen la ejecución de obras, como la construcción de la escuela infantil de Buenavista.

El grupo municipal exige al Gobierno municipal que asegure los servicios de atención a domicilio y alimentación a aquellas personas que la necesiten, sean destinatarias de ayuda escolar o no e independientemente de la situación administrativa y habitacional en la que se encuentren.

Además, insta al gobierno municipal a ofrecer una atención médica y psicológica, a través de un plan que lidere la Delegación de Salud y Deportes y que integre no solo a la plantilla del Centro Municipal de Salud, sino a todos los psicólogos, especialistas en clínica y/o acreditados como sanitarios, que instruyan sobre el afrontamiento de los efectos emocionales y secuelas derivados de esta crisis.

Más Madrid Compromiso con Getafe exige que se garanticen todas las medidas de seguridad, prevención y protección para la plantilla que desarrolle servicios mínimos y/o presenciales, como el Servicio de Ayuda a Domicilio, Policía Local o el servicio de limpieza de LYMA.

En cuanto a las medidas económicas y fiscales, el grupo municipal reclama la suspensión de las tasas de actividades suspendidas, prohibidas o afectadas, el aplazamiento de la emisión de las remesas del Impuesto de Vehículos y del IBI, la moratoria del pago del IBI para familias en situación de vulnerabilidad, la bonificación del IBI y del IAE para el pequeño comercio y la suspensión de los recibos de alquiler de la Empresa Municipal del Suelo y la Vivienda. De forma genérica, se solicita el establecimiento de planes personalizados para empresas y ciudadanía para flexibilizar los plazos de pago y los trámites de tributos municipales, previa solicitud, sin intereses ni recargos. Todo ello para garantizar la equidad y reducir las pérdidas causadas por las medidas impuestas por el Estado de Alarma.

Por último, Más Madrid Compromiso con Getafe solicita que se refuerce el departamento de Servicios Sociales del Ayuntamiento, así como facilitar un teléfono de atención al que trasladar los casos en que detecten sea necesario la intervención social.

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El virus del neoliberalismo o la inteligencia colectiva

Por Andrés Aganzo, publicado en Getafe Capital, el 21 de marzo de 2020.

«Hacer de la interrupción
un camino nuevo,
del miedo una escalera,
del sueño un puente.»
F. Pessoa

La OMS (Organización Mundial de la Salud) describe los coronavirus como una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves. Asi fueron al menos las tres grandes epidemias anteriores (Ébola, SARS, MERS), que se suceden a un ritmo cada vez mayor. Ahora nos enfrentamos a la pandemia del coronavirus (COVID-19). La OMS recomienda una serie de medidas que van desde la escala personal, como lavarse las manos con frecuencia (…), hasta la más importante que es “quedarse en casa» para romper la cadena de contagios. El gobierno asume una serie de medidas en coherencia con el diagnostico de la dimensión de la pandemia. El “plan de choque» decretado prevé movilizar cantidades extraordinarias de recursos económicos e infraestructuras para ayudar a familias, trabajadores, autónomos y empresas y especialmente a los hogares más frágiles, ante el frenazo de la actividad en todas sus dimensiones. Además de que personas, hogares, empresas, e instituciones deberemos hacer de la necesidad virtud.

EL SISTEMA SANITARIO “EL VALOR DE LOS COMÚN”

Nunca como hasta ahora habíamos valorado tanto nuestro Sistema Nacional de Salud público, así como la profesionalidad y generosidad de sus profesionales en sus diferentes funciones.  Ello forma parte de la espina dorsal del país para afrontar la situación extraordinaria como la que estamos viviendo. Y viene a certificar que el interés general es de rango superior al «individualismo posesivo» del liberalismo imperante, que tantas veces nos repite que el dinero «donde mejor está es en el bolsillo de cada uno». La fortaleza del Estado es el mejor garante y protector del «nosotros comunitario» sin que por ello perdamos un apice de libertad. La categoria central de la comunidad «es la protección al débil», que nadie quede al margen de los bienes comunes.

EL VIRUS DEL NEOLIBERALISMO

La expansión del «virus» neoliberal desde los inicios de los años ochenta, viene aplicando politicas de desmontaje de «lo publico» en aras de la globalización neoliberal, cuya máxima expresión se concretó en el llamado Consenso de Washington (1989). 

Propone 10 puntos, que enumerados de manera sintética son: 

1. Disciplina presupuestaria de los gobiernos. 

2. Reorientar el gasto gubernamental a áreas de educación y salud. 

3. Reforma fiscal o tributaria. 

4. Desregulación financiera. 

5. Tipo de cambio competitivo. 

6. Comercio libre entre naciones. 

7. Apertura a inversiones extranjeras directas. 

8. Privatización de empresas públicas. 

9. Desregulación de los mercados. 

10. Seguridad de los derechos de propiedad. 

La desregulación y el libre mercado recorrieron el mundo. En España la Ley 15/1997 del Partido Popular abrió la puerta a la privatización directa de la gestión hospitalaria con el falso argumento de la eficiencia. Años más tarde con el pretexto de la crisis (2008) se impulsaron los recortes de financiación de los hospitales públicos al mismo tiempo que se transferian recursos a los hospitales de gestión privada (Quirónsalud), lo mismo aconteció con las políticas del medicamento a favor de la industria farmaceutica (Grifols). Y así todas las áreas del bienestar: la vivienda, la enseñanza, el agua, la investigación, los alimentos… todo ello es observado por los intereses de lobbies económico-financieros como una oportunidad de negocio. 

APRENDER LA LECCIÓN: «NO REPETIR ERRORES”

Es fundamental para la sociedad tener un Sistema Nacional de Salud público de calidad. Habrá, por tanto, un antes y un después de esta pandemia. En lo económico, en lo político, en la industria, en la movilidad, en la cadena alimentaria y, lo que debería ser más importante, en el comportamiento social e individual. Es necesario tener muy presente -recordando crisis recientes- que las epidemias dañan en primer lugar a las personas y hogares más vulnerables: personas mayores, inmigrantes, menores tutelados, personas sin hogar o en riesgo de exclusión social, trabajadores con empleos precarios, etc. 

El virus nos ha enseñado la fragibilidad de un sistema económico (mundializado) muy dependiente de sus cadenas de producción y deslocalización centradas principalmente en Asia. Nos ha mostrado la importancia de que cada país recupere su Soberanía Alimentaria y no dependa de las grandes corporaciones de negocios. Al mismo tiempo nos muestraen «tiempo real» la cadena de contagio (tambien informativa) entre diferentes y lejanos territorios.

Estamos ante un sistema productivo mundial basado principalmente en el uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas…), que necesita, cada vez con mayor intensidad, la destrucción de hábitats que son una amenaza de extinción para muchas especies, plantas medicinales, animales y ecosistemas, en suma, mutaciones virales que ahora mismo, están sacudiendo el mundo. Estamos ante un modelo de insostenibilidad que tiene su máxima expresión en el cambio climático, el calentamiento global, y la contaminación de algunos de sus escenarios más complejos que hacen posible la vida. Otra lección más de esta pandemia está siendo el aprendizaje de nuevas herramientas tecnológicas, dispositivos para relacionarnos con la familia, las nietas o los hijos, el teletrabajo o la educación a distancia, entre muchas otras, además de introducirnos en un mundo de incertidumbre con ausencia de dogmas. 

Hoy tiene más sentido que nunca la sentencia de Ted Perry, inspirado en el jefe Seattle. «Esto sabemos. Todo está conectado como la sangre que une a una familia…Lo que acaece a la tierra, acaece a los hijos e hijas de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; es una mera hebra de esta. Lo que le haga a la trama, se lo hace a si mismo». Aquí tiene todo su valor, la sociedad del cuidado «una sociedad que se hace cargo de sí misma», de sus sufrimientos, fragilidades y esperanzas y, por tanto, moviliza todas sus potencialidades y redes.  Hacia un nuevo modelo social con una única dirección: cuidar del nosotros, cuidar la Tierra, cuidar la Vida.

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