En Julio de 2022, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró que todas las personas del mundo tienen derecho a un medio ambiente saludable, un paso muy importante para luchar contra el deterioro de la naturaleza.
Esta declaración se da en la línea de trabajo del derecho ambiental internacional, muy necesaria para garantizar que los seres humanos podamos respirar aire limpio, tener un clima más estable y que la biodiversidad que nos rodea no desaparezca.
Vivir en entornos con altos niveles de tráfico perjudican nuestra salud.
La Organización Mundial de la Salud, conocida como la OMS, define diversos factores de riesgo en los que el medio ambiente puede influir en nuestra salud. Estos factores no nos resultan ajenos y son: la contaminación del aire, las condiciones sanitarias del agua y el saneamiento, la exposición a agentes químicos y biológicos, la radiación ultravioleta, el ruido ambiental, las prácticas agrícolas como el uso de sustancias químicas contra las plagas y la utilización de aguas contaminadas o lo que es común a la mayoría de las personas, vivir en entornos urbanizados con altos niveles de tráfico.
El aire que respiramos directo a nuestros pulmones, es uno de los elementos que más puede influir en nuestra salud y los datos son abrumadores.
Cada año hay más personas con enfermedades respiratorias.
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente se producen 25.500 muertes prematuras al año en España relacionadas con una mala calidad del aire. Del mismo modo la Organización Mundial de la Salud aporta estudios que relacionan la contaminación con el 36% de los cánceres, con el 34% de los ictus y con el 27% de los infartos. También tenemos que tener en cuenta el incremento del asma, las bronquitis o alergias en relación a una mala calidad del aire.
2050 objetivo europeo Contaminación Cero.
Ante estas cifras no nos hemos quedado de brazos cruzados. La Unión Europea está avanzando en el establecimiento de controles más estrictos de la calidad del aire, fijando nuevos requisitos para que en 2030 disminuyan las partículas que son más nocivas para la salud. Un paso más hacia un horizonte de contaminación cero, la UE propone que sea en 2050.
A esto debemos añadir la pérdida de biodiversidad. Habréis escuchado en más de una ocasión que en el pasado una ardilla podía cruzar España de árbol en árbol, situación que ahora resulta impensable. Especies enteras de animales en peligro de extinción o las dificultades a las que se enfrenta el sector de la agricultura para poder llevar adelante cosechas con grandes lluvias, olas de calor, plagas o sequías.
En definitiva la biodiversidad. En muchas culturas ancestrales la llamaban la pachamama, no sólo nos suministra alimentos, sino también los compuestos naturales que utilizan los laboratorios para elaborar nuestras medicinas y curar numerosas enfermedades.
La Biodiversidad nos ayuda a construir la nueva economía verde o bioeconomía, que necesitamos para desengancharnos de los combustibles fósiles.
Nos aporta materias tan imprescindibles como la madera y el papel, la lana o el algodón. Nos ayuda a purificar el aire, depurar nuestras aguas, controla la erosión, mantiene la fertilidad de los suelos, controla las plagas o facilita la polinización que resulta imprescindible en la agricultura. Pero también para el mantenimiento de la propia naturaleza. Podríamos escribir un periódico entero sobre la importancia de la polinización, las abejas y nuestra subsistencia.
Y además, no menos importante, la naturaleza nos ayuda a preservar la salud mental, ya que necesitamos ese contacto directo con los espacios naturales para mantener en equilibrio nuestra salud emocional.
Por todo esto, no nos cansaremos de insistir en lo importante que es dejar atrás prácticas que explotan el medio natural o que degradan e inutilizan los suelos durante años, habiendo mejores alternativas.
Cuándo hablamos de una economía más sostenible, más circular y que respete la naturaleza y la salud de las personas, en realidad hablamos de una economía que nos permita vivir mejor.
Hemos padecido en nuestra propias carnes los efectos de la Crisis Climática, con olas de calor, falta de lluvias, propagación de enfermedades infecciosas y esto no lo decimos sólo los políticos, lo dicen todos los organismos de salud.
Según datos del Instituto de Salud Global de Barcelona, el pasado año 2022 fallecieron a causa del calor más de 11.000 personas en España. El mayor riesgo afecta a personas muy mayores, con salud frágil y a aquellas con menos recursos para adaptarse a las subidas de temperaturas.
Por otro lado, la aparición de nuevas enfermedades como la COVID 19, se relaciona con el desplazamiento de la distribución geográfica de especies debido al cambio climático. y los virus que llevan logran acercarse a los humanos o saltar a otras especies.
La lucha contra la emergencia climática en la que nos encontramos, también es una lucha por proteger nuestra salud en ese concepto de salud global que no debemos olvidar, en la que personas y medio ambiente vivimos y estamos interconectados a nivel mundial.
La lucha contra la emergencia climática, también es la lucha por proteger nuestra salud.
Pero, y después de todo este análisis tan real que parece apocalíptico ¿Qué podemos hacer? Podemos hacer muchas cosas y las estamos haciendo.
Desde lo local, en Getafe se están planteando muchas propuestas. Algunas ya redactadas, como el Plan del Arbolado para la mejora e incremento de la masa arbórea, crucial para abordar tanto las olas de calor como las lluvias torrenciales.
También la Estrategia de Biodiversidad que permite cuidar y conservar. El Plan Agroecológico que permite producir alimentos locales de calidad y concienciar sobre el consumo de kilómetro 0 y la soberanía alimentaria.
Se está abordando de lleno el Plan de Acción Contra el Ruido y el Mapa Estratégico de Ruido de Getafe, para evitar su impacto en la salud. Y por supuesto la famosa Zona de Bajas Emisiones, que calme el tráfico y que, como hemos visto en este artículo, nos permita respirar aire más limpio.
Respirar aire limpio, pero no sólo en las zonas donde se implanten las bajas emisiones. Está en proceso de redacción el Plan de Calidad del Aire, que nos permitirá hacer de Getafe un lugar donde respirar aire limpio. Y también el Plan de Acción para el Clima y la Energía Sostenible, para luchar contra la emergencia climática.
También se llevará a cabo en los próximos meses la redacción del Plan del Agua, que pondrá en el centro salvaguardar y consumir de forma eficiente este recurso tan preciado.
Hay muchas otras acciones que se pueden llevar a cabo de forma individual, pero lo más importante es todo aquello que podamos hacer de forma colectiva, para asegurar un presente y un futuro aún más verde, sostenible, que cuide nuestra salud y la del medio ambiente.
No puede haber vida en un planeta muerto. Por tanto, nuestro compromiso con el cuidado de la salud y del medio ambiente deben ser prioritarios. También en el desarrollo de las políticas municipales en nuestro territorio. Nos va la vida en ello.
Jesús Pérez
Concejal de Medio Ambiente y Transición Ecológica
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