Miguel Ángel Herreros
Miguel Ángel Herreros
Se cumplen diez años del levantamiento del campamento Gdeim Izik conocido también como campamento de la Dignidad, que fue brutalmente desmantelado por las fuerzas de ocupación marroquíes.

El diez de octubre, un grupo de ciudadanos saharauis levanto la primera haima en el desierto, al oeste de El Aaiún ocupado. este acto se realizó para protestar contra las malas condiciones políticas, económicas y sociales que sufre el pueblo saharaui desde hace más de 40 años bajo la ocupación del régimen marroquí.

El 24 de octubre, las fuerzas armadas marroquíes dispararon contra un coche que intento entra en el campamento. Allí murió un menor de 14 años, y resultaron gravemente heridos los otros cinco acompañantes. ya desde días antes, el ejército marroquí impedía el acercamiento al campamento a cientos de saharauis que deseaban participar en la vida del campamento de la dignidad.

En el mes de noviembre se encontraban en el campamento más de 25.000 personas y 800 haimas y el 8 de noviembre, a las cinco de la madrugada, las fuerzas de ocupación marroquíes entran con total brutalidad y desmantelan el campamento.

Gases lacrimógenos, cañones de agua y camiones 4X4 atacaron a la gente mientras dormía.

Atacaron a niños, mujeres, hombre, ancianos, discapacitados y quemaron el campamento causando cerca de 2.000 heridos y cientos de detenidos que fueron llevados a la cárcel negra de El Aaiún. 24 de ellos fueron llevados a juicio militar en Marruecos

Hoy, diez años después de estos trágicos acontecimientos, no podemos olvidarnos del pueblo saharaui.

El estado español, como potencia administradora, no puede desvincularse de su responsabilidad histórica y no puede ignorar al pueblo saharaui mientras no se lleva a cabo la consulta que culmine el proceso de descolonización del Sahara Occidental.

Una parte del pueblo saharaui vive en los territorios ocupados por Marruecos sufriendo, como decíamos antes, detenciones arbitrarias, tortura, desapariciones, juicios sin garantías jurídicas y otros graves atentados contra los derechos humanos. Pero otra parte de ellos, unas 175.000 personas, viven en los campamentos de refugiados en la Hamada argelina, uno de los desiertos más duros del planeta, dependiendo de la cada vez más escasa ayuda humanitaria.

¡Sahara libre!

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