Un 1º de mayo extraño el que nos toca vivir. Cuando deberíamos estar en las calles reclamando nuestros derechos, nos encontramos, mayoritariamente, confinados.

Después de sufrir casi 25.000 muertos y 240.000 contagiados declarados por la epidemia de COVID-19, que podrían ser incluso más. Cuando parece que a nivel sanitario podemos encontrarnos en una fase de descenso de la epidemia, aparece el riesgo del desastre social. Desastre social que, de no ponerle remedio, puede llevarse por delante millones de puestos de trabajo y empeorar las condiciones de vida de la mayoría.

Los primeros datos apuntan a este peligro. En Madrid, 10.000 sanitarios están amenazados de despido por el gobierno autonómico tras de haberse jugado su vida por el resto. Otras comunidades autónomas, como la de Murcia, han tomado decisiones en el mismo sentido. La banca avisa que no está dispuesta a hacer donaciones y la Unión Europea no parece siquiera capaz de conseguir una misma postura entre los estados miembros.

Son la quinta columna infiltrada en las administraciones públicas. Los que han robado y defraudado durante años, se preparan para seguir con su política de destrucción e insolidaridad.

Necesitamos de la solidaridad de todos

Hay que empezar por hacer frente a las personas que se encuentran actualmente sin ningún ingreso. Garantizar, mientras se establezca por el gobierno central el ingreso mínimo, las ayudas de todo tipo (social, alimentaria…). 

Hay que oponerse a los despidos y menos en empresas con beneficios o que se acogen a ERTEs. Hay que apostar por lo público, y más ahora que hemos visto que la desindustrialización ha llevado a que no seamos capaces de fabricar cosas tan elementales como mascarillas, batas, guantes o test para detectar enfermedades. No todo debe guiarse por la obtención de beneficios a cualquier precio.

Los ayuntamientos deberán estar a la cabeza

Sabemos que los ayuntamientos tienen competencias limitadas. Es más, la aprobación de las denominadas leyes Montoro, la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera de 2012 y la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local (LRSAL) de 2013, durante el gobierno de Mariano Rajoy, ataron de pies y manos presupuestaria y financieramente a los ayuntamientos. 

Aunque alguna medida flexibilizadora de estas normas se haya tomado durante el estado de alarma con relación a la regla de gasto, la autonomía municipal para organizar su presupuesto y gasto es totalmente insuficiente. Más Madrid Compromiso con Getafe pide que se aproveche la gravedad de la situación para dotar de autonomía a los entes locales. Devolver capacidad de gasto y gestión presupuestaria y financiera. Facilitar, por medio de las modificaciones legislativas necesarias, que los servicios públicos vuelvan a las manos públicas y dejen de estar en manos de fondos buitres, cuyo único principio de gestión es la ambición sin límites.

Los y las mayores debe ser nuestra prioridad

Es el momento de acordarnos de los mayores. Hay que exigir transparencia y medidas de protección en las residencias y centros de mayores. Más Madrid Compromiso con Getafe exige la realización de test para todos, residentes y personas trabajadoras de estos centros, y que se tomen las medidas para separar en condiciones dignas a los residentes enfermos de los sanos. 

Más Madrid Compromiso con Getafe pide, además, un plan de emergencia municipal, en concurso con todas las fuerzas municipales y el resto de las organizaciones sindicales, sociales y empresariales del municipio, que haga frente a la grave situación que se nos viene encima y que no deje a nadie atrás. 

En estos días, donde han sido los miles de trabajadores y trabajadoras de los servicios esenciales los que han dado la cara por todos, muchas veces desde la precariedad laboral, Más Madrid Compromiso con Getafe quiere reivindicar el trabajo digno para todos y todas, exigir la derogación de la reforma laboral de 2012 y la protección de todas las personas para que nadie se quede atrás, porque otro modelo social y económico es necesario.

POR LA DIGNIDAD DE TODOS Y TODAS

¡VIVA EL 1º DE MAYO!